viernes, 22 de febrero de 2008

Cocinas y baños

El pasado fin de semana lo dediqué enteramente a hacer mis primeras incursiones en El Maravilloso Mundo de los Baños y las Cocinas. Mi madre está decidida a reformar el baño y la cocina del piso donde habito. Así que yo, me siento como una integrante esos matrimonios jóvenes que ni tan siquiera antes de haber convivido juntos una pequeña temporada se embarcan en la Gran Aventura de elegir Materiales para una Reforma.

Cuando pensaba en una cocina moderna, mi imaginario y bagage configuraban una imagen de cocinas muy distinta de lo que se me venía encima. Yo pensé en una vitrocerámica (señal de modernidad) y en un lavavajillas (señal de progreso). Y ya está. A lo sumo, algún color animado al estilo cocina Arguiñano.

Entré con mi madre y Christian (una víctima colateral) en una casa de reformas que era muy pequeña. Nos sentamos allí y una mujer de lo más agradable empezó a soltar palabras por la boca que jamás yo había oído.

-¿Queréis granito, compaq o silestone?
-¿Las puertas laminadas, de madera, polilaminadas o lacadas?
-¿Y la textura? ¿Mate, brillo, imitación madera, con ribetes o lisas?
-¿Y las baldosas, ¿cómo las vais a poner?, ¿y la pared?, ¿alicatada?, ¿revestida igual que la encimera?, ¿pintada?
Arrrggghh!!! Hubo un momento en que mi cerebro comenzó a colgarse y decidí pulsar el botón de sí a todo y dejar el procesamiento de la información a mi madre un poco más docta en el Universo Cocinas que yo.
De todos modos aún quedaba lo más complicado: los materiales.

Mañana del sábado. 12.00. Megacomplejo de Pordelanosa. De la Preysler ni rastro. Allí sólo había un tipo de esos que lleva traje en horario comercial pero que es un poco basto.

Comercial: ¿Y cómo queréis los suelos y las paredes?

Yo: el suelo oscuro y la pared blanco mate

C: ¿cenefas?

y: no

c: ¿vetas?

y: no

c: ¿nada?

y: nada

Pero no se quedó contento. Baldosa, parqué, granito, y así hasta lo que a mí se me antojaba una suerte de lista interminable. Pero además a la elección de los materiales también había que elegir el color de algo que se llama lechada. Que es eso que sale de las juntas de las baldosas.

Si fuera por mí dejaba todo como está. Pese a que en mi cocina no hay 5 cajones sino 4, porque uno de ellos, me dispuse a abrirlo y cerrarlo. El primer paso funcionó, el segundo no. Así que directamente se fue a la basura.

Mi cocina está llena de armarios superiores y con mi metro 63, me es imposible acceder a las partes altas, donde se acumulan los sobres de sopa instantánea y ese tipo de guarradas que solo buscas cuando estás a fin de mes. O como ahora, a 52 de enero.

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