lunes, 10 de mayo de 2010

Mañana me operan. Es la primera vez que entro en un quirófano -la vez que me operaron de la vista no cuenta-. Como diría el del APM: "estic una mica cagat". Y no por la operación en sí, porque, al fin y al cabo, miles de mujeres se meten en un quirófano para hacerse mamoplastias diariamente y no les pasa nada. (Bueno, a las que se van a un piso del Raval a hacérselo, sí). Que digo yo, que ya que tengo que pasar por ello, pues que pongan un poquin de silicona a mi también, ¿no? Ojo, que tampoco quiero mucha.

A lo que iba. Mis inquietudes son más del tipo: me harán poner el camisón verde-abierto-por-detrás made in Seguridad Social? O podré pedir el pijama que les dan a los hombres? Me va a tocar con alguien desagradable en la habitación. Alguien que lleve muchos días en cama sin pasar por una buena ducha? Me dejarán ponerme calcetines para la operación? Es que siempre tengo los pies fríos. Y si, ahora que está tan de moda, me toca un médico a lo Dr. House? O peor aún, una enfermera de esas que caracterizan el sistema sanitario público? Será mi familia prudente y no me llenará la habitación de gente? Lo será la familia de mi compañera de habitación? Habrá Wifi en la habitación del hospital? Si me llevo la DS o el portátil, me los robarán por la noche?

Como podéis ver hay muchas dudas que me asaltan. Menos mal que el ingreso no será de mas de 24 horas, porque si no me volvería loca a mí misma y a los que me rodean (sin contar que después de 48 horas mi cabello se va volviendo más y más oléico).

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