martes, 15 de julio de 2008

Headhunting in Benidorm

Hace unas semanas estuve en Benidorm. La gente ya me había puesto sobre aviso epxlicándome cosas como que había un montón de rascacielos, que si era horroroso, que si sólo había abuelos y guiris chungos... pero yo siempre pensé que no podría ser mucho peor que Salou. Pero me equivocaba. Nada más salir de la autovía, los edificios con una estética que desvelaba la época en que la espculación en primera línea era casi obligada, tapan el horizonte y no se puede ver el mar. De repente me invadió una sensación de miedo, de pánico, porque a pocos metros el pasisaje es bien distinto y no es difícil imaginar cómo eran esos pueblos como Benidorm que a duras pensa podían sobrevivir de la pesca pues los campos eran tan yermos que les permitían sacar rentabilidad mediante la agricultura. Hasta que llegó la otra fuente de ingresos: el turismo de masas.

Y es que la gente que va a veranear a Benidorm no busca nada más que lo mismo que tiene en su casa aderezado con un poco de sol, arena copada de colillas y aguas turbias. Los turistas de Benidorm son turistas y no viajeros. Los hay de todo tipo: españoles, ingleses, alemanes, suecos,... y todos tienen algo en común: ser una parte del turismo de masas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

surpais!
ahora mismo cualquier destino que ofezca ryanair o aerlingus se masifica de tal forma que yo te digo que no se si estoy en dublin o traspolada a una fria ciudad española... o italiana... pero en feo claro.

ines