miércoles, 5 de marzo de 2008

Jefas y barraganas

Hoy he retomado el contacto con una vieja amiga. Me ha contado que lee mi blog con cierta periodicidad. Así que ,pese a no tener comentarios, me he enterado que hay quien me lee. Y aunque sea por entretener cinco minutos a mi ávida lectora (lo de ávida lo digo porque es traductora y tiene que leer mucho).


La entrada de hoy va dedicada a mi trabajo y, sobre todo, a mi ex-jefa.

El otro día fui a una charla sobre acoso laboral. Tenías la posibilidad de hacer un test del que si una de las respuestas era afirmativa, podías encontrarte en una situación de acoso laboral o mobbing. A mi jefa no se le concedió el don ni de la belleza, ni simpatía, ni buen gusto, ni amabilidad,... no. A mi jefa le dieron unas 15 dioptrías y, por consiguiente, unas gafas de culo de vaso.

Creo que por eso sufre de misoginia aguda e intenta acosarme en el trabajo. Pese a todos sus esfuerzos por hacerme desgraciada, nunca podría tomarme en serio una crítica de una persona cuyo color de pelo se asemeja al pelaje de un tigre con raíces de dos dedos. Es que me resulta imposible tomarme a nadie en serio cuya idea de ir de sport es llevar una sudadera XXL granate con letras rollo Highschool, unas bambas de aquellas reebook aerobic blancas y una chaqueta color flúor, demasiado hortera para ser vintage.

Pero, vaya, que ese no sería un gran problema si fuese una buena persona.




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